domingo, noviembre 06, 2005

Un poema y un pensamiento forestal, obra lírica completa



El Jardín parlante.

El ademán quejumbroso,
que nos alimentó,
fue decsonstruido,
hoja a hoja,
como un sabor retrospectivo,
en las dependencias rugosas
de una mujer.

La mujer asfáltica;
augurio mural carbonatado,
aquella por la que recorrimos
los kilómetros,
los polímeros malditos,
las esferas clorofílicas y acechantes,
aquélla por la que fueron los otoños,
circunnavegados, aún lo recuerdo,
por los grados inocentes del tiempo.

Entonces fuimos boscosos,
volamos alto para aterrizar
en la encerada plataforma del aminoácido;
plácidos como gatos dormidos,
amnésicos, abandonados, veleidosos,
en carne mortalmente sazonada.

Aterruzamos en un vuelo nocturno,
en el climaterio circense roto,
lo hicimos al fin y, ocurriendo,
fue como debía haber sido.


Sombras filiformes

Los árboles se vuelven
recortables de cartulina negra
en los atardeceres.
Sin luz pierden la vitalidad
de sus bordes
formolizando su presencia.
Sé que alguien coloca
el atrezzo de esta función,
todo es consignable.


(Original escrito en una servilleta de restaurante económico)

Frank Deporto

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola: me sorprendió ver que hay un poema en tu blog titulado igual que mi blog... leeré con calma tus entradas gracias... mi blog es: http://jardinparlante.blogspot.com