martes, octubre 17, 2006

Filifor forrado de niño

(El príncipe de los sintetistas, reconocido como el más glorioso de todos los tiempos era sin duda el doctor profesor de sintesiología de la Universidad de Leyden, sintesita superior Filifor. Operaba conforme al espíritu patético de la síntesis superior, principlamente por medio de adición + infinidad. Era hombre de buena estatura, no poca corpulencia, barba hirsuta y rostro de profeta con anteojos)
He aquí el curso sucesivo del incidente, según el acta levantada posteriormente.
1. La profesora Filifor, muy entrada en carnes, gorda y bastante majestuosa, se hallaba sentada, sin pronunciar palabra, ensimismada.
2. El profesor doctor Anti-Filifor plántose frente a la señora con sus útiles cerebrales y empezó a observarla con una mirada que la desvestía hasta lo más íntimo. La señora Filifor tembló de frío y de vergüenza. El doctor profesor Filifor la cubrió en silencio con la manta de viaje y fulminó al insolente con una mirada llena de inmenso desprecio. Sin embargo, al hacerlo mostró signos de inquietud.
3. Entonces Anti-Filifordijo quedamente: "Oreja, oreja", y estalló en una risa sarcástica. Bajo la influencia de esas palabras, la oreja apareció inmediatamente en toda su desnudez y se hizo indecente. Filifor ordenó a su esposa que se cubriera las orejas con un sombrero; esto, sin embargo, no sirvió de mucho, porque Anti-Filifor murmuró entonces, como para sí mismo: "Dos orificios de la nariz", desnudadno así los orificios de la nariz de la venerable profesora de un modo al mismo tiempo impúdico y analítico. La situación se tornó grave, ya que no pudo ni hablarse de la ocultación de los orificios.
4. La balanza de la victoria empezaba a inclinarse claramente hacia Colombo. El maestro del análisid dijo con gran frialdad: "Los dedos de la mano, los cinco dedos" Por desgracia, la robustez de la profesora no era suficiente para ocultar el hecho de que, repentinamente, apareció a los reunidos en toda su inaudita vivacidad, es decir, el hecho de los cinco dedos de la mano. Los dedos estaban allí, cinco en cada lado. La señora Filifor totalmente profanada, trató, con el resto de sus fuerzas, de ponerse los guantes, pero ¡cosa absolutamente increíble! el doctor de Colombo le hizo al momento el análisis de orina y, riendo desmedida y estruendosamente, exsclamó victorioso: "HOC, TPS, un poco de leucocitos y albúmina". Se levantaron todos y el doctor profesor Anti-Filifor se retiró con su amante, que soltó una risa vulgar, mientras el profesor Filifor, con ayuda de los abajo firmantes, llevó sin demora a su esposa al hospital.
Por Witold Gombrowicz (autor periférico)

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