miércoles, enero 21, 2009

Piropos soeces del obrero surrealista

Yo ni mi madre incendiamos crujido tan idóneo en Shangri-La

Evidentemente ella resopla, acelera el paso y aprieta con su mano el paquete de pañuelos perfumados que lleva en el bolso para (en momentos como éste) descargar su rabia como una señorita.

¡Taquígrafa cimarrona!

Evidentemente ella se indigna y se gira a mirar reprobatoriamente a su agresor verbal.

Equidistas de siempre siete de los nacidos reflejos nulos

Evidentemente ella no se entera porque va escuchando en su nuevo reproductor de audio portátil de última generación una canción antigua de Roberto Carlos.

Cada vez que pienso en ti muere un pingüino

Evidentemente ella no puede reprimir una sonrisa ni evitar la extinción de esas aves marinas.
Por Alter Ego

3 comentarios:

Toni P. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Toni P. dijo...

No sé cómo decirte esto, pero eres una pervertida. Creo haberme dado cuenta de esto cuando me abofeteastes en tu caravana y te vi pateando mi planta de aguacates. Estoy seguro de que eres lo suficientemente inteligente como para entender que somos primos. Voy a devolverte tu anillo, pero seguiré guardando tu colección de mariposas como recuerdo. También deberías saber que nunca me gustó tu pasionado interés por los ratones.

Muchos suerte con tu fuga de la prisión.

(anterior comentario eliminado por numerosas faltas de ortografía)

:D

ufff dijo...

mandarino... ayss mandarino... te voy a dar...